domingo, 4 de enero de 2009

"El Alessino del Medio Oriente".


Erase una vez un gran deseo retenido en un cuerpo, un deseo tan grande y tan fuerte que no podía mantenerse quieto en una sola parte del cuerpo del que lo poseía. Un triste muñeco de tela que llamaban Alessino, con ojos redondos muy negros y de cejas cosidas con hebras marrón, una pequeña nariz respingona y dos pedacitos de macramés por labios. Aquella figura, un pequeño Alessino como decía su padre era el que daba forma corporea al deseo aprisionado.

El delgado cuerpecito que lo sustentaba ya no podía apenas sujetar tanta ansia, ansias tan inmensas que desbordaban las ropas que cubrían el cuerpo. El cuerpo del Alessino el portador del gran deseo que no hacía otra cosa que respirar y exhalar aire frío, porque caliente sólo pueden hacerlo aquellos que poseen corazón. El gran deseo que habitaba en el Alessino soñaba con tener un corazón, soñaba despierto, dormido, cuando comía y cuando pensaba, todo el tiempo su ilusión era esa: "ser un corazón viviente".

El Alessino vestía limpio y dignamente una figura delgaducha y bronceada aunque no llevaba zapatos en los pies, sin embargo todos los días andaba y andaba hasta saciar su propia meta. Andar cada vez más lejos, cada kilometro mas alejado de casa creía estaba más cerca de encontrarla, estaba en busca de la paz del mundo.
La conoció en un libro que encontró tirado en la calle, tenía páginas escritas con grandes letras y muchas imágenes bonitas y figuritas de colores como le gusta a todos los niños.

Así Alessino supo que existía un lugar en que todos vivían en paz y él quería encontrar aquel lugar , quería aprender cómo hacían aquellas personas para tener aquella maravilla de palabra que nunca había escuchado antes. Desde ese día quiso hacerla suya y llevar en sus manos la paz al lugar donde vivía.

De la paz sólo sabía cómo se escribía una "p" al lado de una "a" que estaba junto a una "z" y que era posible porque existía en aquel libro que leyó, y sabía que los libros no mienten, enseñan. Aquellas tres letras juntas convertida en imágenes de colores en las páginas de un libro viejo lo había dejado marcado de por vida. Los dueños de ésta eran felices por siempre no conocían la tristeza, ni sabían de miserias provocadas por el egoísmo y la vanidad, a estos últimos sí los conocía Alessino había vivido rodeado de ellos durante toda su vida, para él tenían nombres iguales a destrucción y crimen, muerte y hambre. Era lo que veía cada día oscuro de su vida, escuchar grandes estruendos con chispas que parecían arcoiris cada despertar, formaba parte de lo cotidiano, pero no eran arcoiris, ni fuegos artificiales.

Su madre decía que los arcoiris son de colores suaves y salen cuando llueve y sale el sol y Alessino apenas conocía el sol. El lugar donde vivía desde que nació estaba siempre en oscuridad y penunbras con olor a maderas chamusqueadas. Una cosa sí tenía clara Alessino, quería aquella palabra, la tomaría para regalarla a todos quienes la quisieran escuchar y poner en pie, empezando por el lugar de donde venía, en el medio oriente.
Una tarde, después de una de sus largas caminatas por esos lugares lejanos que andaba cada día, exhausto de tanto peso en sus piernitas Alessino se recostó. Intentaba descansar pero el gran y poderoso deseo que habitaba en su pecho de tela se lo impedía.
Fue entonces cuando llegó a su vida una tonada suave, se había colado por una ventana, entró sin pedir permiso vibrando y contoneandose de un lado a otro. La nota más baja decía: sólo puede alcanzar un sueño tan deseado, aquel que sea capaz de desearlo tanto que esté dispuesto a morir por lograr su anhelo.
Alessino apenas encontró las fuerzas para retener el impulso, que le empujaba dentro de su cuerpo hacia las llamas de la chimenea, sin apenas poder incorporarse de la cama, sintió una vocesilla en su oído que le decía: -Alessino tú mismo eres lo que deseas ser, en tu pecho late un corazón viviente.
No podía entender aquel mensaje pero la voz se repetía aún más vigorosa diciendo:
TU ERES EL CORAZÓN VIVIENTE PORQUE SÓLO LOS QUE LO

POESEEN PUEDEN ENTENDER Y TENER LA PAZ.

TU TIENES LA PAZ, LLÉVALA CONTIGO A TODAS PARTES Y 
ENSÉÑALA A OTROS.

El pequeño Alessino alucinaba de alegría, estaba tan, pero tan contento que se levantó de su camita y más nunca ya paró de andar por esos mundos para llevarse a sí mismo con su inmenso corazón viviente y a la paz . Regalar su corazón de paz y rociarla en las tierras cercanas y lejanas, fértiles y no fértiles, todas las que encontrara a su paso y éstas, a su vez dieran frutos por la buena nueva, para que creciera la paz en abundancia. 
Así, la paz empezó a regarse en la tierra y algunos oyeron y creyeron en ella y la poseen y mantienen de por vida y la cuidan como a un recién nacido, mimandola con amor y luz.
En cambio todos aquellos que no creyeron que existía o no les convenía aceptar que es posible vivir en paz sólo tienen tristezas.
Por ello siempre debemos llevar con nosotros a un Alessino del Medio Oriente en el corazón y nunca olvidar su gran deseo y así podremos 

continuar regando a la tierra y a sus caprichosos hombres con la Paz .












En homenaje a todos los niños que pierden su vida en el Medio Oriente y en toda la tierra, víctimas de la guerra y el hambre. Su mejor juguete es la Paz.




1 comentario:

Anónimo dijo...

where you come from!