jueves, 24 de abril de 2008

Alerta hombres, reclamo de los piropos. ¿Timidez , mucho trabajo, o dentro del armario?


¿Qué tienen los piropos que nos gustan tanto a todos aunque no todos lo confesemos?.

Alguno tan bien hecho como este: NIÑA si la belleza matara, tú no tendrías perdón de Dios.















Un piropo que elogie a una mujer y bien dicho es algo que reclamamos todas y ...todos eh porque ellos no se escapan a este reclamo. Las mujeres nos sentimos más jóvenes y hermosas cuando nos sentimos observadas y es algo que exalta el ego. Claro que no todos los piropos son bienvenidos, algunos son más poésticos y otros más cursis y no siempre la intención cuenta.

La autoestima es un rasgo de la personalidad que debe mantenerse siempre altivo tanto en hombre como mujeres, ésta nos mantiene vivos y felices el mayor tiempo posible.
La caballerosidad tampoco está reñida con la hombría, todo lo contrario es mas varonil y atractivo a los ojos de cualquier mujer, un varón cuando tiene gestos de cortesía con una mujer sea cual sea su edad y porte. Muchas veces no le hace falta estar dotado de ningún atributo físico para sentirse admirado, deseado y amado por una mujer. La belleza es muy relativa en toda su magnitud. Puedo asegurar que la mayoría de las mujeres preferimos a un hombre simpático en su carácter que un hombre atractivo físicamente. Lo contrario puede suceder en los más jóvenes pero incluso no siempre es así porque el Amor no tiene fronteras, ni colores, ni razas, ni estereotipos.

Qué pasa con los hombres en España, en una encuesta que he realizado con un colectivo de cien mujeres de diferentes nacionalidades incluidas españolas piensan que los españoles varones los hemos perdido para siempre o han pasado a mejor vida.
Las mujeres en cuestión están de acuerdo conmigo en que está muy bien salir del armario y todo esto, además de hecho lo apoyan a lo que me sumo personalmente, pero nos preguntamos si es que ahora todos son mariquitas o nos estamos poniendo viejas y por eso nadie nos echa un piropo.
Las mujeres necesitamos levantar nuestra autoestima y no creo que pasar por una obra de la construcción para poder oír o ver que aún llamamos la atención.
En Sevilla, donde realicé la encuesta en cuestión es escaso ver que un hombre vuelva la cabeza o la mire a uno fijamente, esto si acaso son los jóvenes universitarios y sólo después de haber tomado una cervecita los Viernes. Cuando quería saber si estaba atractiva pasaba deliberadamente los Viernes por Reina Mercedes frente a las Facultades de Biología y Arquitectura. Siempre hay alguno que miraba, lástima que hace tiempo cambié de domicilio. Le recomiendo a todas aquellas que se sientan depre o con unos kilitos de más sólo unos pocos que se pasen después de las siete por la susodicha calle, no hace falta pasar debajo de una obra, aunque también es recomendable.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Valga como comentario esta carta remitida a varios diarios de mi ciudad.

Caminar por la calle no es del agrado de muchas mujeres. Pasar frente obras, negocios, ¡cruzar por delante de una furgoneta!….Ya no es patrimonio del obrero el comentario soez.
Voy caminando por Valencia escucho un desagradable “te mataba a polvos” a lo que increpo “no me interesa lo que tu pienses” y cuatro o cinco individuos a la vez jalean al compañero y me gritan mientras el interfecto me insulta por mi comentario. Me suelta una tremenda reprimenda por estar disconforme con su forma de hablarme: “¡Eres una reprimida!”
La cosa cambia cuando paso por el mismo sitio con mi mp3 puesto, pero apagado. Solo miran, no dicen nada, no me gritan, no hay cometario soez, se callan: no pueden intimidarme porque no voy a oírles y lo saben.
Les gusta la intimidación: con mono, con traje de chaqueta, vestidos de calle, los que llevan al niño al colegio….He escuchado soeces de diversas procedencias. No tienen un color ni una profesión: solo es el placer de intimidar de muchos hombres.

Porque buscan intimidar. Paso por delante de una reforma en un bajo comercial. Al pasar uno de los albañiles camino breves pasos tras de mi. Se acerca todo lo que puede a mi espalda y me grita el comentario más desagradable que he oído hasta el momento. “Eres un maldito cerdo”, “Y tú una puta” responde él. Solo vengo de estudiar, de la facultad, quiero llegar a mi casa. No quiero tener que caminar deprisa por la calle huyendo a los hombres.


Por la mañana al día siguiente, camino por el campus con mi compañera Erasmus. Es una linda chica marroquí. Varios hombres nos miran. Uno hace un comentario más que obsceno sobre su falda. Ella grita con pésimo español: “Eres asqueroso”. El responde: “inmigrante de mierda”.

A la vuelta estoy tranquila porque llevo mis cascos puestos y no voy a oírles. Ellos lo saben, así que no dicen nada.

No son piropos, es mentira. No lo escondáis con falsa cortesía. No nos gusta lo que deciis, ni como lo decís. Es asqueroso, es repugnante. Eso es acoso.