Mi Sevilla cálida y hermosa,
soleada y abrazada
por la suave brisa del Levante.
Ubicada por mano divina
a orillas del Guadalquivir.
Dotada estás aguas abajo
de marismas que nutren tus suelos.
Ennobleciendo tu espíritu
recreas maravillas en Doñana.
¡Sevilla, cálida y hermosa!,
que exhibes en lo más alto,
a la Giralda.
Mujer con escudo y palma.
Monumento a tu rostro y tu alma.
Te vistes con tu torre dorada
y engalanas el puente de San Telmo.
Guardiana de tu historia y tu puerto,
irradiando azules y amores inciertos.
Ciudad de verdes naranjales,
primavera de flores y azahares.
Embriagas tus calles
perfumando a España,
que expira aire puro y duradero.
Orgulloso Alcázar de murallas,
moldeado por almohades y cristianos
testigo de secretos de realeza,
paseo de príncipes y doncellas.
¡Sevilla, cálida y hermosa!.
Cubierta de fuentes y glorietas,
alegrando sufrimientos y tristezas.
Colmada de jardines y parques.
¡Acacias, Olmos y Adelfas!.
lunes, 8 de octubre de 2007
“Sevilla cálida y hermosa”
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